MAYRA NELVA CABRERA CHU. Tengo 28 años y soy mamá de 2 niños de 6 años y 18 meses respectivamente. Estudié y culminé la carrera de Aviación Comercial y Turismo la cual sólo ejercí durante 6 meses como Counter en información de paquetes turísticos, debido a que quedé embarazada al poco tiempo de haber terminado la carrera. Por cosas de la vida y bendiciones, mi hijo vino con ‘el pan bajo el brazo’. El camino me llevó a hacer línea de carrera en una empresa que brinda servicios de telecomunicaciones, llegando a ejercer un cargo de Recursos Humanos.
En vista de que me iba tan bien laboralmente y tenía tantas ganas de seguir cumpliendo mis sueños, comencé a estudiar Administración de Recursos Humanos e incluso un Diplomado en Gestión del Talento Humano en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En ese momento pensé yo: ‘Estoy en el mejor momento de mi vida. Sin embargo había algo que a mi esposo y a mí nos embargaba de ansiedad, curiosidad y un tanto de preocupación. Nuestro primer y único hijo en ese entonces estaba ya creciendo muy rápido y aún no tenía un hermanito. Muchas veces lo pensamos, pero estuvimos tan preocupados en crecer y avanzar que ese temita peculiar lo dejamos de lado, y cuando nos dimos cuenta ya había pasado el tiempo límite que nos habíamos puesto (5 años después del nacimiento de nuestro primer hijo para que no exista mucha diferencia de edades entre uno y otro). Así que nos apuramos, nos pusimos pilas y comenzamos a buscar al tan ansiado hermanito, teniendo éxito a los 2 meses de iniciar nuestra búsqueda… ¡SI! ¡Súper rápido! A partir de ahí comenzó a dar vuelta la historia, el segundo embarazo no fue nada ni una pisca siquiera parecido al primer embarazo que tuve, comencé con síntomas de amenazas, cansancio, anemia, nada de apetito pues todo lo devolvía y cada vez me debilitaba más, incluso llegue a ingresar por emergencia al hospital en alguna oportunidad… ¡Qué bebé! .
Por obvias razones decidí dar un paso al costado laboralmente y desde ese momento comencé a saber lo que era realmente aprender a ser mamá, pues a mi chiquitín N# 1 lo cuidó mi mamá desde que nació, su la abuela, 100% incondicional a todo. Cuando decidí tomar el rol de madre, supe lo que era desvelos, aprender a cocinar, aprender a dar de comer cuando el niño hacía berrinche, aprender a llegar a él, aprender a conocerlo. Y no me fue tan mal que digamos, puesto que lo único que estuvo esperando mi hijo todos esos años fue tener a su mamá a 100% y me lo hizo sentir, hasta conocí a las profesoras del colegio…jajajaja. A tal punto había llegado mi desentono con la maternidad, que habían tantas cosas que desconocía de él y desde entonces lo único que hice fue aprender a conocerlo, a acompañarlo, a darle seguridad y hacerle sentir que su mamá siempre lo amo, lo ama y lo amará eternamente y que siempre estuve ahí.
Fueron momentos hermosos hasta que llegó mi enana al mundo, obviamente a los tres su llegada nos dio un giro de 360 grados. Habíamos podido llegar a mantener en orden hasta ese momento, pero llegaron los desvelos, falta de sueño, duchas entre semana y platos de comidas frías llegaron más rápido que volando, pero pudimos sobrevivir a ello y aprender a controlarlo todo nuevamente, aunque había algo que no podía controlar desde ya hace algunos mesecitos atrás, mis ansias y mi hambre laboral de volver a la cancha. Ya la casa me parecía una fortaleza de la cual sabía que en algún momento debía salir, mi enana dejó la tete de mamá exactamente a los 9 meses, fecha en la cual inicié mi proceso de búsqueda de trabajo y muy rápido volví al ruedo, sin embargo ya no fue lo mismo, no podía ser igual pues ya no era 1 al que dejaba en casa sino 2, mis 2 enanos que cuando yo llegaba no sabían de qué manera más hacer sentir su alegría al verme, mi tan ansiado sueño laboral duró tres meses, pues me vi en la necesidad de renunciar ya que había algo en mí que no se sentía satisfecha.
Volví a casa con mis nenes y pensé en qué hacer para llenar mis ganas laborales y a la vez mi billetera sin dejar de ver a mis hijos, así fue que una persona muy importante en mi vida, la otra mitad de mi niñez por así decirlo, una casi hermana aunque no seamos hijas de la misma mamá, fue quien me empujó a hacer algo desde casa, a empezar un emprendimiento de a poco y así ir avanzando a pasito lento, y desde ahí comencé a escribir una nueva historia llamada ‘El Rincón de TaiJia’, un negocio virtual de importación, que poquito a poquito me ha llevado a llenar aspectos en mi vida que pensé que nunca podría llenar.
Por cosas de la vida y de Dios a veces digo que sólo él es quien puede mandarme estas oportunidades. Hace un aproximadamente comencé a laborar en la plataforma operativa de Entel, sin embargo con una condición de horarios que me permite no dejar más de 4 horas a mi Chiquitina que es la más bebé y llegar justo a la hora que mi enano mayor llega del colegio, de esa manera él ni cuenta se da que mamá salió de la casa y hasta el momento todo va caminando muy bien, siempre levantándonos con un nuevo sueño, una nueva meta y mucho más amor para mi familia.
Adoro a morir a mi esposo, es el hombre de mi vida y sólo con él es con quien he podido caminar y llevar a cabo lo mucho o poco que estoy llevando a cabo.
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