Me vuelvo loca

Sin duda, la época escolar de nuestros hijos tiene sus ventajas y desventajas. La ventaja, es que estando en el colegio los tienes gran parte del día haciendo algo útil, productivo…o mejor dicho ocupados, para no tenerlos en casa dando mil vueltas y haciendo malabares que no se aburran.

La desventaja es, que cuando llega la época de ir al colegio, debes levantarte de LUNES a VIERNES antes de las seis de la mañana para darles la leche, alistar sus loncheras, vestirlos, peinarlos y llevarlos al colegio. Ese es mi caso, pues no tengo muchacha cama adentro, pues como les dije en algún momento, hoy están en proceso de extinción.

Todo este movimiento escolar se vuelve una rutina y un estrés, porque si están aún chicos como los míos, hay que repetirles las cosas 120 mil veces para que puedan hacerlas. ‘Mikela ponte el polo’, ‘Matteo toma la leche’, ‘Milela dame tu cuaderno para firmarlo’, ‘Matteo a lavarse los dientes’.

Con Mikela es más fácil, pues es una niña dócil y entiende mejor las cosas por su edad, pero Matteo te puede sacar de rus casillas en menos de 10 segundos. Así que me toca respirar profundo para no empezar el día con los pelos de punta.

Lo que me mata de algunos colegios, es que prácticamente terminas estudiando con ellos. Ya tengo miedo de abrir sus maletas y encontrarme con sus famosos comunicados indicando las tareas que deben hacer, las cosas que debemos enviar o las reuniones que pactan a horas descabelladas.

¡Por Dios!…no recuerdo que mi madre haya tenido que estar al costado mío para hacer tareas o repasarme alguna lección. Ella trabajaba todo el día y encima yo como hermana mayor, debía verificar que mis hermanos cumplieran con sus obligaciones.

Por ejemplo, la semana pasada llegué muerta a casa luego de un largo día de trabajo, y la verdad que ni me fijé en los maletines de mis hijos, tampoco lo hice el sábado pues el día se me fue haciendo una serie de pendientes y ordenando un poco la casa. El domingo por la tarde, que me pongo a ordenar todo para lunes, me doy con la sorpresa que a Mikela le pidieron lo siguiente: Forrar folder amarillo, forrar diccionario en inglés y colocar su nombre, traer una fotocopia de su DNI, traer una foto familiar…¡Casi me vuelvo loca!. A eso de las seis de la tarde tuve que volar a mi oficina para imprimir y forrar todo lo necesario.

Pregunta: ‘Si uno tanto paga hoy en día por la escolaridad de sus hijos’, esos colegios deberían hacernos la vida más fácil, no lo creen así???

Y para colocar la cereza en el pastel, Matteo tenía que llevar una hoja impresa con la descripción de un animal marino de su interés, encima en inglés, cuatro oraciones y practicarlo.

Me vuelvo a preguntar,  por qué tiene que ser así???  No quiero desatenderme de la vida escolar de mis hijos, pero esas nimiedades me sacan de mis casillas. Díganme por favor si a ustedes les pasa lo mismo, o soy una mamá fuera de lo normal???