Soy Angie Ríos Arcela y quisiera compartir mi historia, que estoy segura será de muchas ayuda para las futuras mamitas…. Soy sicóloga de profesión, me apasionan los niños, y por ende en 1999 puse un Centro de Estimulación temprana llamado ‘Aprendiendo en casa’ y me fue muy bien. En el 2005 me case por la iglesia y por civil y en el 2007 me diagnosticaron endometriosis.
Recuerdo claramente, que a partir de ese momento empezó mi martirio, pues me dijeron que no podría ser mamá. El mundo se me vino abajo, ya no ni recuerdo cuanto lloré. Toqué las puertas de muchos especialistas, luego me operé y me hicieron unas 5 inseminaciones. En fin, todo eso fue pérdida de dinero ya que nunca dio resultado.
El 2008 decido separarme de mi esposo porque nuestro matrimonio se convirtió en un caos por el tema de la infertilidad y el gasto de dinero por los tratamientos. Al año siguiente cerré con mucha pena mi centro ‘Aprendiendo en casa’. Quedé muy dolida por todo lo que estaba pasando en mi vida, así que busqué ayuda de un terapeuta. Yo sabía que algo en mí no estaba bien, ya que vengo de familia disfuncional, así que empecé a trabajar en eso, pues nuestros miedos y traumas siempre salen a flote cuando nos casamos o decidimos vivir con nuestra pareja.
Después de dos años de separación me divorcio de mi esposo porque nunca supe más de él, y empecé a vivir mi vida sola, viajando, disfrutando de conciertos, saliendo con amigas. El día que vi a mi esposo después de dos años y medio para tomar un café, volvimos a retomar nuestra relación. En ese entonces yo trabajaba en el Hospital de la Solidaridad de Surquillo y mi esposo me dijo que si podíamos adoptar un bebé, pero como siempre yo terca, me volví hacer ultimo in vitro en el hospital.
Era un día 28 que me encontré con amiga y me pidió que la acompañara a la iglesia San Francisco porque tenía que agradecer a San Judas. Mi amiga me hablaba y me hablaba de lo milagroso que era San Judas, pero yo estaba tan decepcionada con Dios y no tenía fe en nada. Pero ese día, por cosas de la vida, le pedí a San Judas un trabajo que me permitiera ganar bien y ese mismo fin de semana llego a mi casa un periódico de cortesía y encontré el trabajo que tanto deseaba. Desde ese entonces, voy todos los 28 a la Iglesia para agradecer por el milagro.
Pero yo seguía con la idea de ser madre, y como tenía tiempo libro por las tardes, empecé a buscar todo tipo de información para salir embarazada, me volví adicta a las informaciones, incluso cambié algunos hábitos en mi alimentación buscando ese ‘gran milagro’. En casa mis hermanas me decían que me estaba volviendo loca, pero siempre mi madre me apoyaba: ‘Ella no se está drogando, déjenla en paz, pues ella sabe lo que hace’, siempre decía. Y aunque parezca obsesivo, yo tenía un cuaderno, donde escribí unas mil veces ‘voy a ser mamá’.
En el 2011, yo había dejado los tratamientos, pero aún seguía alimentándome sano. Ese octubre mi regla se había atrasado, pero para mí era casi normal, pues era casi imposible pensar en un embarazo. Pero como me entró la duda, me compré una prueba en la farmacia y llegué corriendo a casa, y qué creen??? Dio positivo. EL POSITIVO MÁS ESPERADO DE MI VIDA!!!
Luego, salí como loca para hacerme la prueba de sangre y nuevamente salió positivo. No saben cómo lloré de emoción, me decía a mí misma ‘Lo logré’. Ese día esperé totalmente ansiosa a mi esposo para contarle y cuando se enteró, todo lo que lloramos, pero decidimos no decirle nada a nadie hasta cumplir los tres meses. Y bueno, un 25 de mayo del 2012 llegó a nuestros brazos la ‘niña milagro’, a mis 35 años de edad. La llamamos Cayetana, un nombre fuerte. Tuve con mucha pena dejar de trabajar porque la pequeña Cayetana nunca agarró el biberón. Pero feliz, porque tenía mí bebe y quería disfrutarla al máximo. Cuando mi pequeña llegó a los 2 años pude retomar mi vida laboral, pues ella estaba en el nido.
Pero la mi historia no queda allí, mi historia milagrosa aún continua. En el 2016 haciendo planes para celebrar mis 40 viaje o fiesta, decido darle una visita al doctor para ver cuando me salía una ligadura de trompas, y es allí donde me doy con la gran sorpresa que estaba embarazada por segunda vez. Ohhhhhhhhhhh. Todos mis planes pasaron a un segundo plano, ya ni les cuento todo lo que sentí en ese momento, pero se lo podrán imaginar.
Entenderán que llegué a los 40 con una panza enorme y 10 días después nació mi príncipe bello. Lo único que puedo decir HOY con todo lo vivido, es que los tiempos de Dios son perfectos….a veces los doctores te dice no se puede, pero la fe mueve montañas. Ayudé a tres mamis con el tema de la fe y de los alimentos y ahora son mamitas. Me siento feliz de haberlas ayudado.
En este momento de mi vida, soy una mamá dedicada 100% a mis hijos y todos los 28 de cada mes, sigo visitando a San Judas, para rezarle y agradecerle.
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