Cuanto tomamos la responsabilidad de ser mamás, vamos postergando muchas cosas, sobre todo aquellos proyectos que tienen que ver con nuestra realización personal. Yo he sido de las madres que ha intentado no frustrarse dejando cosas de lado, pero no puedo engañarme, 24 horas nunca fueron suficientes en los últimos años.
Cuando abres los ojos, te das cuenta que ya pasaron 5 o seis años y tu energía definitivamente no es la misma, así que resulta un gran reto, retomar ese curso que dejaste, los estudios que abandonaste o el emprendimiento que dormiste en alguna parte de ti.
Yo he intentado retomar lo que dejé, pero les digo algo, he analizado mi vida, y después de nueve años de tener a Mikela, me doy cuenta que he dado grandes saltos personales y profesionales en mi faceta de mamá. Cómo lo hice??? Supogo que esa fórmula sólo la conocemos mamás como yo, que se convierten en mujeres súper poderosas para lograr todo lo que se proponen en esta vida. Y si en algún momento pensé sentirme frustrada por el hecho de traer dos hijos al mundo, me equivoqué. Los hijos pueden convertirse en tu mejor trampolín hacia nuevas aventuras profesionales, personales y con éxito casi asegurado.
Yo por ejemplo nunca pude estudiar inglés. Cuando era niña, el dinero con las justas alcanzaba para comer y no era prioridad. Cuando empecé a trabajar y ganar mi propio dinero, no me alcanzaba tiempo para trabajar y estudiar mi profesión como periodista al mismo tiempo. Cuando llegó el momento de formar mi propia empresa, ésta me demandaba tantas horas de mí que era imposible pensar en estudiar. Y cuando tuve hijos, todas las horas libres posibles se fueron en ellos.
Fue recién el año pasado que me dije a mi misma: ‘Basta de pretextos, así que es ahora o nunca. Mikela tiene ocho y Matteo 6’. Así que sin más ni más, en febrero del año pasado me inscribí en un instituto y empecé a estudiar tres veces por semana en un horario muy difícil. De 6.45 a.m. a 8.15 a.m. Eso quiere decir, que en época del colegio debía levantarme por lo menos una hora antes para dejar listas las loncheras.
El camino hasta hoy no ha sido fácil, fueron muchos los días que pensé en desertar, otros lloraba de frustración porque sentía que ya no podía más y otros tantos, donde la flojera se apoderaba de mí…tenía sueño en realidad. Bueno, les cuento que hasta hoy he pasado tres exámenes y en breve terminaré el primer nivel de inglés.
Me siento feliz de intentar conversar con mi hija un poco en un nuevo idioma y que ella hasta me corrija. Lo más difícil ya pasó, así que ahora me ilusiona terminar mi segundo nivel, pero tambiénn tengo nuevos retos personales: Lanzar mi segundo libro YO MADRE y retomar mi carrera para graduarme como se debe. Nada es imposible para nosotras, se los digo de corazón!!!
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