El autismo y yo…

4De este tema nunca hablé, y no por vergüenza o falta de sensibilidad…Sino por respeto a mi hermana, a su dolor, a su privacidad y todo aquello que sintió cuando se enteró que Paolito había sido diagnosticado como niño  autista. Hasta hoy, no he logrado olvidar las lágrimas y el llanto profundo de mi hermana acostada sobre mis piernas culpándose de todo y decirme con dolor: ‘que sería de su vida y que sería de la vida de Paolito’….Sólo la abracé fuerte y le dije: ‘Hermanita, todo estará bien’.

Han pasado más de dos años, y hoy Paolo es un niño sano, hermoso, cariñoso, inteligente, que ha progresado a pasos agigantado, gracias a esa guerrera que tiene como madre. Nunca pensé que Mónica, mi hermana la menor, fuera tan fuerte, tan firme, tan decidida. Ella se ha dedicado en cuerpo y alma a Paolo, y gracias a su destreza como profesora de niños especiales, pero sobre todo como madre, ha logrado incorporar a mi sobrino a una vida mucho más inclusiva.

El camino para ella no ha sido fácil en ningún aspecto desde el día que escuchó decir al especialista: ‘Señora, su hijo tiene autismo y será difícil que asista al colegio, que sea un niño independiente, que tenga un trabajo o que se case como cualquier persona normal’…Todo lo que finalmente soñamos nosotras las mamás para nuestros hijos.

Es un golpe fuerte en el corazón, que primero te culpas a ti misma, y luego culpas al resto. Es una herida que está allí y que con el tiempo intentas curar. Ahora miro a Mónica las veces que viene de visita a Lima, la observo hablando o jugando con Paolo, y me pregunto, si yo hubiese tenido la misma fortaleza para asumir lo que ella ha vivido en los últimos años, con su único hijo.

A nosotros como familia nos afectó, pero no por el hecho de tener un niño en la familia con autismo, nos afectó porque en mi caso, uno de los seres que más amo sobre esta tierra que es mi hermana Mónica, no le esperaría una vida fácil.

Ella le ha dedicado sus mejores horas a Paolo, ella no ha dejado de trabajar, pues lo necesita y hasta podría decir que se las ingenia para generar más dinero. Dios le dio el don del canto, así que logra ingresos con su grupo musical y eso le permite hoy cubrir las terapias de Paolo, que son muy costosas para una madre de ingreso promedio. Pero también le permite tomar un poco de aire, pues no ha dejado de ser mujer y profesional a la vez.

La parte bella de esta historia, es que todos los hermanos,  amamos a Paolito con la misma intensidad que a nuestros hijos, que Paolo nos unió más como familia y que ese pequeño con sonrisa contagiante, nos sorprende cada día con sus progresos.

Estoy segura que muchas mamás están pasando por esta historia que mi hermana Mónica, y lo que intento decir hoy a todas ellas, es que la admiro, que admiro su fortaleza, su fuerza, su esmero y su lucha por educar a todas las personas como nosotras que esos seres con austismo, son seres que merecen nuestro cariño y nuestro respeto y que además merecen una oportunidad de inclusión en nuestra sociedad.

Por eso, un día como hoy que celebramos el ‘Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo’  decidí compartir la historia de Mónica y Paolito, mis dos guerreros en esta vida.

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4 comments to El autismo y yo…

  • Hermosas palabras. Conozco a Mónica y a Paolo y también a Marlen ambas con la misma historia, las admiro y doy gracias a Dios por hacernos madres y dar vida a nuestros angelitos y cualquiera sea nuestros casos las madres amamos muchísimo a nuestros bebés y sobre todo no hay nada q podamos dejar de hacer por ellos y darles lo mejor de nosotros. Por un mundo más inclusivo es que tenemos que seguir trabajando. Gracias chicas Mónica y Marlen por q al conocerlas me han enseñado mucho del amor de Madre.

    • yomadre

      Querida Hellen, por alguna razón tecnológica recién veo tu correo. Este mundo es un pañuelo!!! Nuestros hijos siempre serán nuestros hijos en las condiciones que les toque vivir y para mí mi hermana es una súper guerrera, nada de lo que haga yo con mis hijos, se compara a su trabajo diario con Paolo. Gracias por escribir. Un beso.

  • Karla

    Definitivamente las madres sacamos fuerzas de donde no las hay por nuestros hijos, sino somos nosotras quién?? Somos fuertes pero siempre necesitamos a alguien que nos contenga y si contamos con familia, pareja, amigos entonces ya no nos sentimos solas, sino por el contrario apoyadas 🙂

    • yomadre

      Eso es totalmente cierto Karla, cuando tenemos grandes problemas, necesitamos sentirnos protegidas y respaldadas por nuestra familia. Mi hermana, así ha podido seguir en esta dura batalla con Paolo.

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